Rumbo al sur profundo en un día tempestuoso

Por Rossy N. Alcántara



Atrapada bajo un cielo gris, que lloraba desde las entrañas, en el gran Santo Domingo, la desesperación embarga. Son las 3:00 p.m. aún en las instalaciones de la universidad O&M. Su cuerpo estaba allí, pero su mente se trasladaba al sur profundo, a unos 177 kilómetros de la gran ciudad; un pequeño pueblo, Padre Las Casas,  Azua.

Joven sureña con deseos desuperación, que no le importa arriesgarse en las carreteras todos los fines de semana, con el objetivo de alcanzar sus sueños, pero este día resulto diferente, el miedo la embargo, las aguas cubrieron el gran Santo Domingo, todo estaba gris, las horas avanzaban.

Su destino era largo, siendo las 3:30pm sale apresurada, a paso doble, toma un carrito público en la avenida Churchill, para llegar a la parada de autobús, estaba segura de que encontraría una guagua Sanjuanera, pero que al llegar al cruce de las Yayas, ya no habría transporte para llegar a su casa.

A las 4:30pm mojada, hambrienta, con el rostro decaído, animándose a sí misma, orando por llegar bien a su casa, ya en Pintura la parada pública del Sur, alcanza a ver aquel gran autobús, se acerca , en la puerta estaba un señor de tez clara, llevaba una gorra y sombrilla, amablemente con una sonrisa la anima a subir.

Trata de buscar un asiento, el autobús estaba casi lleno, camina una fila y otra, al fin encuentra donde sentarse, es que todo parecía ser un dilema. 4:30pm arranca el vehículo, cada quien con su cacareo, temas distintos y la música de la guagua por otro lado.
La compañera de asiento trata de sacarle conversaciones, ésta responde pero cortante, no tenía ganas de hablar, la cabeza casi se le explotaba de pensar tanto en cómo llegaría a su casa después de desmontarse del autobús.

Todo era incierto, la lluvia no cesaba, el autobús iba lento, no se veía casi nada, atormentada por si llegaría antes de que la noche cayera, trata de cerrar los ojos, pero era imposible tenerlos cerrados, los nervios la tenían inquieta.

El recorrido se hacía cada vez más largo, a las 5:14pm entran a Baní, la lluvia va menguando, el chofer hace dos paradas, los pasajeros quieren ir al baño, empezaron a bajar casi todos y lo que no, se pusieron a reclamar por la espera y la inclemencia del tiempo, querían llegar a sus casas; mientras el chofer y cobrador permanecían en silencio, fue como si el tiempo se detuvo, la parada se hizo eterna. Media hora después, retomaron el rumbo.

6:pm.En Azua de Compostela la lluvia desapareció, el cielo se mostraba más alegre, con unos rayos de sol leves, que anunciaban el crepúsculo de la tarde, las cosas estaban cambiando, sí, se encontraba quedada a mitad del camino pero ya no bajo un cielo gris.

6:40pm ya estaban en el mencionado cruce de las Yayas, pide la parada, se detiene el autobús, pone los pies en la tierra, aquí es donde realmente inicia el dilema. Aun estará la última guagua de Padre las Casas en la ruta o tendrá que ingeniársela para conseguir una bola?
Pregunta a uno de los moto conchos que allí estaban, si la última guagua había pasado, no sabían informales, todos miraban extraño a esa chica flaca de mediana estatura, tez clara, ojos grandes, con un gorro en su cabeza y anteojos, que por su aspecto físico parecía una niña.

La noche empezaba a caer, esto la aterraba, ya desesperada decide pagar un motor para llegar al centro del pueblo en las Yayas, el motor iba rápido, la brisa le pegaba en la piel engranujada por el frio y en sus mejillas bajan unas tibias lágrimas de sus ojos lastimado por el viento.
Al llegar a la estación de policía decide quedarse allí, estaría más segura, sentada en un pequeño banco, bajo un árbol, que alojaba hormigas marrones, las cuales buscaban refugió después de que las lluvias destruyeran su casa.

Los minutos eran largos, su rostro mostraba su estrés, con una mirada decaída , el día había sido largo, añoraba llegar a su casa, siendo las 7: 30pm al final un buen samaritano que se asoma, se detiene, bajo el cristal de su vehículo, valla sorpresa!! : era un conocido compueblano y compañero de trabajo, sus ojos se le iluminaron, al fin llegaría a su casa!.

Así es, estos son los pequeños obstáculos que tienen que pasar muchos estudiantes, de campo que deciden emprender y salir adelante. La superación muchas veces tiene cara de incomodidades, riesgos de diferentes índoles, desesperación, incertidumbre y desilusiones.